El Poder del Bien
El Poder del Bien
Por Luís Salazar Junio 2008
El Espiritismo nos enseña que somos seres espirituales que experimentamos la vida corporal. También comprendemos que a través de la reencarnación, múltiples vidas corporales, el ser espiritual tiene la oportunidad de desarrollarse, Moral e Intelectualmente para alcanzar niveles mayores de evolución y acercarse a la perfección de Dios.
En la pregunta 115 del Libro de los Espíritus nos informan que “Dios crea a los Espíritus, simples e ignorantes”. Quiere decir que todos hemos tenido un principio similar y que es a través de nuestras decisiones que vamos creando nuestra identidad como ser espiritual. La respuesta a la pregunta 115 amplia “y dio a cada uno de ellos una misión con objeto de ilustrarlos y de hacerles llegar progresivamente a la perfección por medio del conocimiento de la verdad, y aproximarse a él.”
En conclusión, Dios ha puesto bajo nuestra responsabilidad nuestro propio progreso, esa es la misión encargada a cada uno de nosotros. En este progreso en busca de la perfección Dios no nos ha dejado solos, nos ha brindado herramientas, que nos pueden orientar en este proceso de aprendizaje. Las Leyes Naturales o Divinas. La pregunta 619 del Libro de los Espíritus dice 619. ¿Dios ha dado a todos los hombres medios de conocer su ley?
«Todos pueden conocerla; pero no todos la comprenden. Los que mejor la comprenden son los hombres de bien y los que quieren buscarla. Todos no obstante, la conocerán un día, porque es preciso que se realice el progreso».
621. ¿Dónde está escrita la ley de Dios?
«En la conciencia».
630. ¿Cómo puede distinguirse el bien del mal?
«El bien es todo lo que está conforme con la ley de Dios, y el mal todo lo que de ella se separa. Así, pues, hacer el bien es conformarse con la ley de Dios; hacer el mal es infringirla».
En la pregunta 648 del L.E. se enumeran las Leyes Divinas y al respecto nos dicen:
648. ¿Qué pensáis de la división de la ley moral en diez partes, comprendiendo las leyes sobre la adoración, el trabajo, la reproducción, la conservación, la destrucción, la sociedad, el progreso, la igualdad, la libertad, y en fin, las leyes de justicia, amor y caridad?
«Esta división de la ley de Dios en diez partes es la de Moisés, y puede abarcar todas las circunstancias de la vida, lo cual es esencial. Puedes, pues, adoptarla, sin que por ello tenga nada de absoluto lo mismo que todos los otros sistemas de clasificación, que dependen del aspecto bajo el cual se considera una cosa. La última ley es la más importante, y por su medio es como más puede adelantar el hombre en la vida espiritual, porque las resume todas».
Podemos concluir que el conocimiento y la práctica de las leyes divinas o morales nos brindan la oportunidad de realizar nuestra misión de perfeccionamiento, evitando los tropiezos y caídas que resultan de la violación de estas leyes.
La ley de amor es aquella que resume todas las virtudes del hombre de bien, fue por eso que Jesús nos informó sobre el mayor de los mandamientos “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo”
El Poder del Bien no es más que el Poder del Amor. El Poder de todo lo bueno que nos rodea y brindando siempre lo mejor a nuestro prójimo, mientras hacemos eso, cumplimos con nuestra mas importante misión, a la vez que resolvemos viejas diferencias y deudas del pasado, atrayendo hacia nosotros los buenos espíritus, encarnados y desencarnados, sintiendo la alegría y el consuelo de la compañia de los buenos.
El Bien en una fuerza poderosa, las buenas acciones mandan rayos luminosos que atraviesan la oscuridad, un corazón bueno escapa de las garras de la ignorancia y la maldad, simplemente desaparece.
“Fuera de la Caridad no hay salvación” nos dijo Allan Kardec. Practiquemos la Caridad que es una expresión de amor y bondad, para cumplir con la misión que se nos ha encargado, progresar, ser mejores cada día y acercarnos a la perfección.
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